domingo, 30 de abril de 2017

HABLAN LOS PROVEEDORES ESPAÑOLES DE IKEA: "HAY QUE REDUCIR COSTES Y BAJAR LOS PRECIOS"

El periodista Víctor M Osorio publicó el sábado 29 de abril en el diario económico Expansión un extraordinario trabajo sobre la relación de IKEA con sus proveedores. La multinacional cuenta con una red mundial de 50.000 proveedores que, en algunos casos, tienen a la empresa como único cliente. "IKEA es muy exigente, pero nadie ofrece a esos volúmenes de compras", aseguran sus socios españoles. Un buen ejemplo es la firma valenciana Cotoblau que cuando empezó a trabajar con IKEA tenía 4 empleados y facturaba 1,2 millones; ahora son 160 personas e ingresa 24,2 millones, el 60% gracias a la firma sueca. "Trabajar con ellos te da prestigio porque significa que ofreces calidad a precios muy competitivos", señala Càndid Penalba su director general. 
Henrik Elm, director de Compras y Logística de IKEA, sube al escenario y empieza a lanzar mensajes. "Debemos hacer productos de más calidad"; "necesitamos llegar a más personas"; "tenemos que ser más eficientes"... Pero, sobre todo, repite una idea: "Hay que reducir costes y ofrecer precios más bajos". Si estuviéramos en otro lugar y habláramos de otra empresa, la exigencia del directivo podría hacer pensar en un público temeroso o escéptico, pero su discurso acaba en aplausos y el clima es de optimismo. Bienvenidos al encuentro anual de proveedores de IKEA.
La multinacional ha celebrado esta semana la reunión con sus socios en su sede de Älmhult (Suecia). En la sala cerca de 600 personas, representando a 175 proveedores de 32 países. Y para todos ellos IKEA no es un cliente, es el cliente. "Tienes que ofrecer costes bajos, calidad, sostenibilidad... Lo quieren todo, son muy exigentes, pero a cambio son serios y pagan con una puntualidad escandalosa para los estándares españoles", dice Jaume Burgell, director general de Fluvitex, firma española presente en el encuentro.
Empleadas de Fluvitex en la fábrica de la compañía sita en Valls.

Fluvitex es una compañía catalana creada en 2012 por el Grupo Masías para trabajar en exclusiva con IKEA.La firma se presentó a un concurso para una fábrica de relleno de almohadas, cojines y nórdicos, y ganó. La planta, en el centro de IKEA en Valls (Tarragona), supuso una inversión de ocho millones. Cuatro años después, Fluvitex emplea a 130 personas y hace 7,5 millones de almohadas y 1,7 millones de nórdicos al año. En 2015, facturó 31,3 millones. "Hasta nos ponen nota, pero nadie te ofrece unos volúmenes como ellos", sostienen.
El volumen de pedidos es también clave para Càndid Penalba, director general dela firma valenciana Cotoblau. "Contacté con ellos hace 15 años. Les llamé, insistí y hasta que conseguí el primer pedido, un protector de colchón, pasaron tres años. Entrar en IKEA es difícil, pero el esfuerzo merece la pena. Trabajas con márgenes estrechos, pero el volumen lo hace rentable. No hay un socio mejor".
Los datos corraboran sus palabras. Cuando Cotoblau empezó a trabajar con IKEA tenía cuatro empleados y facturaba 1,2 millones; ahora son 160 personas e ingresa 24,2 millones, el 60% gracias a la firma sueca. "Trabajar con ellos te da prestigio porque significa que ofreces calidad a precios muy competitivos", señala.
SPBerner (productos de plástico), Gufresco (naranjas), Froggies (materiales educativos) o Defesa (reciclaje de papel) son otros de los cerca de 2.000 proveedores españoles de IKEA. Su dependencia de la firma es alta, al igual que ocurre con la mayoría de sus proveedores, como pudo verse esta semana en Älmhult: Aviva, una firma rumana que hace encimeras, debe el 70% de sus 70 millones de facturación a IKEA; la italiana Plastitermica, responsable de la silla Odger, factura 74,5 millones, el 85% gracias a los suecos; las ventas de la china Happy Arts & Craft, que elabora una cocina de juguete para IKEA, superan en seis veces la previsión inicial...
Los proveedores son los responsables de entre el 85% y el 90% de los productos que se venden en Ikea. El resto se produce en las 41 fábricas que la firma tiene por el mundo. Ikea Industry, como se llama la filial encargada de la producción propia, emplea a 19.000 personas y sólo fabrica aquello a lo que puede dar un valor añadido. Un ejemplo es la factoría sueca de Hultsfred, donde se hacen cada año 2,6 millones de armarios PAX con apenas 150 empleados. "Fabricar en Suecia es rentable porque estamos muy automatizados. Nuestra misión es maximizar la calidad y reducir costes cada año", señala el director de la planta.
Pero el grueso de las ventas depende de los proveedores. La empresa los divide en nueve zonas geográficas y 34 categorías. "No seríamos la misma compañía sin ellos", señala Henrik Elm, que sostiene que el índice de rotación es muy bajo: "Puede haber 40 o 50 que hayan dejado de trabajar con nosotros, pero no es lo normal. Apostamos por relaciones a largo plazo".
Lo que no quita para que la competencia sea alta. "Cuando Ikea quiere lanzar un producto, sus oficinas contactan con sus proveedores para que lancen ofertas y compitan entre sí", dice Càndid Penalba. Cotoblau y Fluvitex dependen de la oficina de Kaunas (Lituania) por su tipo de producto y han logrado ya cierto estatus que les permite luchar de tú a tú por nuevos contratos. ¿Qué hace falta para alcanzar este punto? "Hay una parte que tiene que ver con la capacidad de la empresa, que debe cumplir nuestros estándares, pero una vez que reúnes esos requisitos, además tienes que ser competitivo en costes", apunta Elm. IKEA es exigente, pero el negocio que ofrece merece el esfuerzo.
El encuentro con proveedores sirvió a IKEA para lanzar varios mensajes sobre su estrategia. "2017 es un año de retos. El retail es cada vez más competitivo y tenemos que ser agresivos en nuestra política de precios bajos, algo que está en el ADN de la compañía", señaló Jesper Brodin, director de Suministro de IKEA.
La compañía, que este año debuta en India y tiene "apetito por crecer", hará "cuatro lanzamientos de impacto para la firma hasta 2020", según expuso otro de sus directivos, Peter VanDer Poel, que desgranó alguna de las líneas de su plan de negocio: renovar algunas de sus principales familias de producto, aumentar el liderazgo a través de una mayor oferta a precios más bajos o desarrollar el caudal innovador de la firma a través de la co-creación con sus proveedores. 
El objetivo sobre la mesa es aumentar las ventas un 8% en el ejercicio, respecto a los 36.400 millones que Ikea facturó en su último año fiscal a través de sus casi 400 tiendas.
Por su parte, Henrik Elm, el director de Compras y Logística, fue el encargado de ponerle deberes a los proveedores, a los que pidió reducir sus costes un 2% para traducir luego esa eficiencia a precios. "El mercado es más competitivo que nunca y el precio es uno de los cinco puntos, junto con la funcionalidad, la forma, la sostenibilidad y la calidad, de lo que llamamos diseño democrático, algo que tienen que tener todos nuestros productos. Es relativamente fácil lograr algunos de estos objetivos, pero es complicado lograr los cinco", señala.
Preguntado por las inversiones que IKEA hará para desarrollar todos estos planes, Elm contesta rotundo: "Cuando nos proponemos hacer algo, ponemos todos los recursos necesarios para que se cumpla. Invertiremos lo necesario para alcanzar nuestros planes".

lunes, 24 de abril de 2017

IKEA TEMPORARY ABRIRÁ SU PRIMERA TIENDA EN LA CALLE SERRANO EN EL CENTRO DE MADRID

A partir del próximo verano los clientes de IKEA ya no tendrán que peregrinar hasta las zonas periféricas para amueblar sus hogares. A sus tiendas ya no irán, de hecho, a comprar, sino a divertirse. La cadena sueca va a abrir este verano en el centro de Madrid la que podría ser su primera tienda del futuro. Un concepto de espacio experimental en el consumidor podrá customizar sus muebles, recibir asesoramiento en materia de decoración, asistir a talleres, preguntar dudas al armario interactivo o tomarse un aperitivo.
Se trata de "crear un espacio único, un lugar donde entretenerse, en el que experimentar y dialogar con el cliente, que éste quiera quedarse aquí porque se siente como en su casa", según ha señalado Lorenzo Meazza, responsable de Interiorismo de Ikea Ibérica, durante la presentación del proyecto a los medios.
Imagen de la primera tienda IKEA Temporary de España.

IKEA Temporary, como se ha bautizado este nuevo concepto de tienda, abrirá este verano en una de las arterias más comerciales de la capital, en la calle Serrano. La cadena se ha dado un periodo de prueba de seis meses para ver cómo marcha el experimento, en el que ha invertido más de un millón y medio de euros .Si funciona, se podrá replicar el modelo en otras ciudades españolas y también en otros países.
España, donde la marca lleva ya 20 años, así, el mercado en el que la cadena va a testar este formato, que supone "una reflexión hacia el futuro", según Antonella Pucarelli, directora general adjunta de IKEA en nuestro país.
La tienda tiene 900 metros cuadrados, contará con 30 empleados y supone una auténtica revolución, no sólo para la cadena sueca, sino para otras muchas marcas, pues incorpora nuevos inventos como un armario interactivo que dirá al cliente cómo debe organizar su armario en función del espacio que tiene en casa y su estilo de vida.
De momento el espacio estará dedicado a muebles y complementos para los dormitorios, que es una de las áreas más demandadas por los clientes, aunque la temática podrá cambiar, si funciona el concepto.
También habrá una especie de fotomatón en el que el consumidor podrá grabar sus dudas en materia de decoración y el equipo de Ikea se las resolverá en pocos días, además de habrá talleres y conferencias sobre interiorismo (la tienda tiene hasta una pequeña grada para acoger al público) y una zona donde customizar el producto. El cliente podrá así grabar su nombre en los cojines que compre, por ejemplo.
Se trata de "acercarles el mundo de la decoración" y "establecer un vínculo más emocional" con ellos, según Meazza. La superficie contará con un servicio de decorador gratuito, que orientará al cliente, en la tienda o en su casa, sobre cómo amueblar o decorar su hogar.
La clásica bolsa azul de Ikea cambiará de color. Igual que el escaparate, que se renovará cada mes. La idea es que cada visita a la tienda nunca sea igual que la anterior, que el cliente "se sorprenda en cada visita".
El proyecto se enmarca dentro de la nueva estrategia multicanal de Ikea, un plan a 10 años vista que incluye potenciar la venta a través de Internet y cuyo objetivo es que el 80% de los españoles tengan un Ikea a menos de una hora de su casa. Desde enero empezó a vender a través del canal online. Este supone ahora algo más del 3% de la facturación del grupo.
El grupo está explorando nuevos formatos de superficie para responder a las necesidades de un cliente que cada vez exige vivir una experiencia distinta cuando va a una tienda física a comprar. De hecho, la pasada Navidad ya abrió dos tiendas temporales parecidas a este nuevo formato en el centro de Madrid y en Barcelona.

miércoles, 19 de abril de 2017

BALENCIAGA 'COPIA' LA BOLSA DE IKEA DE 50 CÉNTIMOS DE EURO Y LA VENDE POR 1.700

La periodista Begoña Gómez Urzaiz ha publicado hoy en el periódico El País este interesante artículo sobre la tradicional bolsa de IKEA de color azul y la descarada copia realizada por Balenciaga para diseñar un curioso bolso. ¿Casualidad? La diferencia el precio: de 50 céntimos de euro la bolsa de la multinacional sueca a 1700 euros de la de Balenciaga. Por su interés reproduzco el artículo publicado hoy en la edición del periódico El País.
"Las dos son enormes, de un azul brillante y tienen dos pares de asas de distintos tamaños, que permiten modular cómo se carga el peso. Una es la famosa Frakta, la bolsa que vale 50 céntimos en IKEA y que todo el mundo ha tenido alguna vez en casa, y la otra es la nueva tote bag de Balenciaga, de piel y con un precio de 1700 euros. Cualquier parecido entre ambas no es pura coincidencia, ya que Demna Gvasalia, el director creativo de la firma de lujo desde hace poco más de un año, es experto en detectar iconos de la cultura popular y utilizarlos para provocar y hacer preguntas sobre lo que debería ser el lujo. Su último bolso viral fue otro bolso extragrande –otra marca de la casa– muy parecido desde lejos a las bolsas de rayón de menos de un euro que se utilizan para cargar ropa y que tienen su origen en los mercadillos tailandeses. La versión Balenciaga costaba unos 2.000 euros. Antes de eso, Gvasalia lanzó unos maletines a imagen y semejanza de los que se utilizan para guardar mantas baratas.
Por todas estas acciones, que rozan la performance, como cuando puso a la venta imitaciones de su propia marca, Vetements, junto a las prendas originales, o cuando altera las proporciones de manera que todo parece gigante o estropeado en la secadora, hay quien dice que Gvasalia está troleando al mundo de la moda, mientras que otros lo defienden como un verdadero visionario. Sea lo que sea, el diseñador de origen georgiano, que estudió en la famosa escuela de moda de Amberes y trabajó para la firma de Martin Margiela, con el que se le suele comparar, sabe perfectamente qué es lo que tiene que hacer para generar titulares como el de este propio artículo.
Su Arena Bag no está hecha de polipropileno resistente como la de IKEA sino de piel pulida y arrugada, pero su corte es innegablemente similar. Lo curioso es que la icónica Frakta tiene los días contados. El año pasado, la multinacional sueca pidió a la agencia de diseño danesa Hay que rediseñase su bolsa y éstos entregaron un prototipo visualmente más elegante, pero con menos impacto, en color tostado y verde.
La nueva bolsa tiene todo un camino por delante para llegar a ser tan ubicua y reconocible como la azul. La artista Adriana Valdez Young la declaró “un icono de nuestro estilo de vida global y del exceso de consumo que implica”. Por eso las utiliza en su trabajo, reconvirtiéndolas en vestidos, y, cuando se mudó hace unos años de Nueva York a Londres decidió deshacerse de todas sus posesiones excepto de lo que le cupiese en dos Fraktas. En la película El porvenir, de Mia Hansen-Love, la Frakta también tiene unos segundos de protagonismo. Cuando la protagonista, Isabelle Huppert, tira al contenedor las flores que le ha regalado su marido adúltero metidas en una bolsa de Ikea, después vuelve para recuperar la bolsa. Una cosa es terminar un matrimonio de más de 30 años y otra muy distinta perder una bolsa perfectamente útil.