La periodista Begoña Gómez Urzaiz ha publicado hoy en el periódico El País este interesante artículo sobre la tradicional bolsa de IKEA de color azul y la descarada copia realizada por Balenciaga para diseñar un curioso bolso. ¿Casualidad? La diferencia el precio: de 50 céntimos de euro la bolsa de la multinacional sueca a 1700 euros de la de Balenciaga. Por su interés reproduzco el artículo publicado hoy en la edición del periódico El País.
"Las dos son enormes, de un azul brillante y tienen dos pares
de asas de distintos tamaños, que permiten modular cómo se carga el
peso. Una es la famosa Frakta, la bolsa que vale 50 céntimos en IKEA y
que todo el mundo ha tenido alguna vez en casa, y la otra es la nueva tote bag de Balenciaga, de piel y con un precio de 1700 euros. Cualquier parecido entre ambas no
es pura coincidencia, ya que Demna Gvasalia, el director creativo de la
firma de lujo desde hace poco más de un año, es experto en detectar
iconos de la cultura popular y utilizarlos para provocar y hacer
preguntas sobre lo que debería ser el lujo. Su último bolso viral fue otro bolso extragrande
–otra marca de la casa– muy parecido desde lejos a las bolsas de rayón
de menos de un euro que se utilizan para cargar ropa y que tienen su
origen en los mercadillos tailandeses. La versión Balenciaga costaba
unos 2.000 euros. Antes de eso, Gvasalia lanzó unos maletines a imagen y semejanza de los que se utilizan para guardar mantas baratas.
Por todas estas acciones, que rozan la performance, como cuando puso a la venta imitaciones
de su propia marca, Vetements, junto a las prendas originales, o cuando
altera las proporciones de manera que todo parece gigante o estropeado
en la secadora, hay quien dice que Gvasalia está troleando al
mundo de la moda, mientras que otros lo defienden como un verdadero
visionario. Sea lo que sea, el diseñador de origen georgiano, que
estudió en la famosa escuela de moda de Amberes y trabajó para la firma
de Martin Margiela, con el que se le suele comparar, sabe perfectamente
qué es lo que tiene que hacer para generar titulares como el de este
propio artículo.
Su Arena Bag no está hecha de polipropileno resistente como
la de IKEA sino de piel pulida y arrugada, pero su corte es
innegablemente similar. Lo curioso es que la icónica Frakta tiene los
días contados. El año pasado, la multinacional sueca pidió a la agencia
de diseño danesa Hay que rediseñase su bolsa y éstos entregaron un
prototipo visualmente más elegante, pero con menos impacto, en color
tostado y verde.
La nueva bolsa tiene todo un camino por delante para llegar a
ser tan ubicua y reconocible como la azul. La artista Adriana Valdez
Young la declaró “un icono de nuestro estilo de vida global y del exceso
de consumo que implica”. Por eso las utiliza en su trabajo,
reconvirtiéndolas en vestidos, y, cuando se mudó hace unos años de Nueva
York a Londres decidió deshacerse de todas sus posesiones excepto de lo
que le cupiese en dos Fraktas. En la película El porvenir, de
Mia Hansen-Love, la Frakta también tiene unos segundos de protagonismo.
Cuando la protagonista, Isabelle Huppert, tira al contenedor las flores
que le ha regalado su marido adúltero metidas en una bolsa de Ikea,
después vuelve para recuperar la bolsa. Una cosa es terminar un
matrimonio de más de 30 años y otra muy distinta perder una bolsa
perfectamente útil.
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