11 días después de la inauguración de IKEA Valencia Alfafar y después de la apertura de dos sábados -el día de mayor facturación en las tiendas de la multinacional sueca en España- ya no ha ninguna duda: La esperada primera tienda de la Comunidad Valenciana es un gran éxito de ventas y de visitantes. En sólo siete días IKEA Valencia Alfafar se ha convertido en el establecimiento que más vende y más visitantes recibe de toda España, por delante de las tres de Madrid y las tres de Barcelona. Algo que ni los más optimistas directivos de la compañía esperaban para el primer centro de Valencia tras una década de incertidumbre sobre cuando abriría sus puertas la primera tienda en la Comunitat Valenciana. Hoy sábado miles de clientes, muchos consumidores que por primera vez visitaban una tienda IKEA, volvieron a respaldar el proyecto de la empresa sueca. El próximo reto de los directivos de la firma es determinar el comportamiento de los consumidores valencianos el próximo 6 de julio, el primero de los domingos que IKEA tiene autorizados durante 2014. Tras los primeros 11 días no tienen dudas "será un día excepcional en ventas y en visitantes". En las tiendas de la Comunidada de Madrid, donde IKEA abre todos los domingos, el séptimo día ya es el segundo de la semana donde la empresa sueca factura más dinero.
En el restaurante de IKEA colas de 30 minutos para comer. |
Una semana más tarde quiero ver como se desarrolla la 'ikeamanía' durante un sábado en la tienda valenciana. Pasan algunos minutos del mediodía cuando enfilo la salida 9 que da acceso a la espectacular tienda. El tráfico es fluido, sin retenciones ni atascos, pero tengo claro que el 99% de los que aceleramos nuestros turismos por el viaducto tenemos un único destino, la imponente tienda IKEA. Al llegar al recinto descubrimos que el parking cubierto está compleo y eso que la tienda hace tan sólo dos horas que ha abierto sus puertas durante este soleado y tórrido sábado. Estaciono el vehículo al sol que más calienta. La mitad del recinto está vacío.
Un cartel anuncia la primera apertura dominical para el 6 de julio. |
Una riada de gente, muchos valenciano parlantes, se dirigen a las escaleras mecánicas para acceder a la zona de compras. En la falla homenaje al señor Ingav Kamprad, fundador de IKEA, grupos de clientes sacan sus smartphones para inmortalizar una foto de familia. Al llegar al restaurante observo que más de un centenar de comensales pruebas los productos de IKEA y eso que son las doce y once minutos de la mañana. Alguno parece que han decidido comer con si fueran escandinavos.
Las primeras colas son para conseguir la tarjeta IKEA Family. Es gratuita y se despacha como si fueran cuches frente a la puerta de un colegio. Tampoco va mal el mostrador donde se puede conseguir la tarjeta IKEA VISA, en colaboración con la financiera de La Caixa. Algunos se las prometen muy felices pero unas cuantas son denegadas tras las oportunas comprobaciones. Sin contrato fijo, con salarios bajos y con una antiguedad de la empresa de un año la empleada se la deniega a una treintañera. La fiebre consumista se desata otra vez en España. Y es que aquí no escarmentamos.
El recorrido es una locura. Hay tanta gente que durante el mismo me encuentro con tres conocidos a los que hacía tiempo que no veía. Los clientes parecen interesados, miran mucho, pero muchos están de paseo conociendo la tienda. El 95% de ellos picarán algo aunque sea una compra de 20 euros. Así es la 'ikeamanía'.
Llego a las cajas a la misma hora que el día de la inauguración. Como aquel día las 40 cajas están abiertas, pero el volumen de ventas al filo de las dos y media de la tarde es mucho más bajo. Las primeras cajas, entre las 1 y la 5, están vacías. La cajeras esperan impacientes a los clientes. La tendencia es dirigirse a las últimas, donde me atendiende la cajera número 34. El cliente que me precede paga sus compras: 72 euros que se quedan en 60 con los descuentes de la fundamental IKEA Family. Un buen descuento para el cliente primerizo.
El parking exterior de IKEA hoy pasadas las dos y media de la tarde. |
El Bistro, donde se venden entre otros productos los perritos caliente a 0,50 céntimos, es un hervidero de gente. Por sólo 2 euros un 'hot dog', una ración de patatas fritas y un refresco que puedes rellenar cuantas veces quieras; precio low cost. Mis hijas me dicen que el perrito está pésimo, algo que corroboro cuando le hinco el diente al mío.
Vamos hacia el restaurante. Son las 15 horas y una larga cola de clientes esperan su oportunidad para comer las albóndigas suecas con salsa de arándanos, el codillo o cualquier otra especialidad que se sirve en el recinto. Me pongo en la cola y le pregunto cuanto tiempo lleva allí: 30 minutos me dice. Me retiro. Me encanta la comida de IKEA pero no voy a esperar media hora para almorzar. Salgo y antes realizo una foto del parking que ese momento agoniza: poco movimiento. Uno de los auxiliares contratados por IKEA me dice que la tarde se espera caliente tras lo ocurrido una semana antes. Pero eso, amigos del blog, es otra historia.